PREGONERAS DE LA PATRIA NUEVA

Alfredo Cardona Tobón*
                             Josefa Camejo- Heroína venezolana
Si Miranda, Espejo y Nariño fueron los precursores de la independencia latinoamericana, a las granadinas  Águeda Gallardo y María Concepción Loperena y a la venezolana Josefa Camejo, se podría llamar pregoneras de nuestra libertad, pues tuvieron el liderazgo y la entereza para sacudir a Pamplona, a Valledupar y a Barinas  para mostrarles los senderos del patriotismo.
ÁGUEDA GALLARDO, PRÓCER DE PAMPLONA
En 1810  Juan Bastús  presidía el gobierno de Pamplona, en la provincia de El Socorro. Los vecinos y  Doña Águeda Gallardo detestaban a Bastús.¡Cómo  lo iba a querer, si el corregidor había prohibido las ruanas, los alpargates y los sombreros en las sesiones del Cabildo!, además,  tenía entre ojos a la matrona sesentona,  cogollo de la sociedad, dueña de extensas haciendas, porque se rumoraba que había albergado a Nariño y en su casa se organizaban tertulias donde se tramaba contra el poder colonial.

En abril de 1810 se estableció en Caracas  una Junta de Gobierno;  y en Mayo los cartageneros habían conformado su propia Junta. Los vecinos de Pamplona estaban al tanto de los sucesos y sólo esperaban el momento adecuado para salir de Bastús y formar su propio gobierno.

En la noche  del 29 de junio de 1810  los ciudadanos encabezados por Doña Águeda, celebraron con música  la fiesta de San Pedro sin contar con la anuencia del corregidor. Ante tal hecho,  Bastús suspendió la fiesta y amenazó con mandar a la cárcel a los organizadores.

Para evitar el arresto, la distinguida señora se refugió  en una de sus haciendas y pasado unos días regresó al pueblo en compañía de amigos y parientes. En  la plaza central se topó con el  corregidor; de las palabras enconadas pasaron a los hechos y la dama, sin tener en cuenta la autoridad,  arrebató el bastón de mando a Bastús y amagó  con rompérselo en la cabeza.
Ese 4 de julio de 1810 la gente se arremolinó en el parque, se oyeron mueras al gobierno; el zafarrancho se convirtió en motín,  el populacho retuvo a Bastús y lo condujo a un calabozo del edificio del Cabildo. Al  anochecer,  los vecinos de Pamplona desconocieron  la autoridad colonial al conformar una Junta revolucionaria que organizó un batallón de milicias. El  31 de julio suscribieron un acta donde el pueblo asumía la soberanía y empezaba a gobernar  en nombre de Fernando VII.


JOSEFA CAMEJO, LA HEROÍNA DE BARINAS

Esta notable mujer se educó en un colegio de monjas en Coro;  en Caracas asistió asiduamente  a las tertulias patriotas  y fue testigo de primera mano de los acontecimientos del 19 de abril de 1810.
En 1811 Josefa contrajo matrimonio con el coronel republicano Juan Nepomuceno Briceño. Al lado de su esposo emprende la lucha por la libertad de su tierra y se convierte en una de las adalides de la independencia venezolana.

En octubre de ese año, ante la inminencia de un ataque realista, las mujeres patriotas de Barinas, encabezadas por Josefa, se pusieron a disposición de las fuerzas republicanas y enviaron una carta que decía:
 “El sexo femenino, Señor gobernador, no teme a los horrores de la guerra; antes bien, el estallido del cañón no hará más que alentar, su fuego encenderá el deseo de libertad que sostendrá a toda costa en obsequio del patrio suelo.”

En 1813 los españoles asedian a Barinas y la población en masa busca refugio en la Nueva Granada; Josefa acompaña a sus paisanos, atiende enfermos y huérfanos y soporta la muerte de su madre que se ahoga al cruzar un río.

Tras la  penosa odisea, la valiente venezolana llega a  Bogotá  y allí permanece hasta 1819, cuando el general Urdaneta le confía la misión de regresar a su Patria para levantar el fervor popular a favor de la independencia. Disfrazada de campesina llega a Pueblo Nuevo y en su hato de Paraguaná  reúne 300   esclavos y ataca el cuartel realista de Coro. El tres de mayo de 1821 vuelve al ataque: con 15 hombres derrota al jefe realistas Chepito González  y en acción intrépida, apresa al gobernador español, nombra a otro republicano y publica el manifiesto que declara libre a la provincia de Coro.


MARÍA CONCEPCIÓN LOPERENA, PRÓCER DE VALLEDUPAR

Hija de un sargento mayor de las milicias del rey contrae nupcias con un criollo emprendedor que funda  grandes haciendas en Becerril y en la Jagua de Ibirico que  María Concepción administra cuando muere su marido.
Doña María Concepción fue una mujer portentosa; dueña de asombroso liderazgo en Valledupar y  en las regiones vecinas. A su voz, el Cabildo de la ciudad  establece contacto con la Junta de Cartagena para apoyarla en la causa independista y de sus propios recursos suministra a Bolívar trescientos caballos, bagajes y dinero
Del testamento de Doña María  se extracta lo siguiente:  “Declaro que el Libertador Simón Bolívar cuando se le llamaba el insurgente, cuando nadie lo conocía, cuando no contaba con recursos suficientes para la guerra de la Independencia, me brindó su amistad en Chiriguaná,  y le di toda la ayuda material y moral que me pidió este ilustre hombre…”
Por instrucciones de Bolívar la señora Loperena  organizó el levantamiento  de Valledupar y el 4 de febrero de 1813 proclamó su independencia en acta pública que consagró su nombre para siempre:
“Sea notorio a cuantos esta acta vieren, cómo yo María Concepción Loperena Fernández de Castro, mujer libre, de origen realista pero hoy republicana, en nombre del Cabildo de Justicia y Regimiento de esta ilustre ciudad, proclamo libre e independiente a la ciudad del Valle de Upar del gobierno español y la somete a los auspicios del Supremo Presidente S. E Jorge Tadeo Lozano.”
Tanto Doña Águeda, como Doña Josefa y Doña María Concepción escaparon del patíbulo y murieron de avanzada edad  en medio del respeto y el amor de los suyos. Por no terminar en un cadalso poco figuran en los anales patrios pese a su labor trascendental en nuestra independencia.

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