MANIZALES- MIGUEL ALZATE Y LAS HERMANAS ARANGO

Alfredo Cardona Tobón.*


Atrás quedó el cerro de Santa Bárbara y el poblado de Cartago y en el camino fangoso que serpenteaba entre los cerros del oriente, el brioso caballo del  comandante  Miguel Alzate hacía  cabriolas al frente de una columna de quinientos caucanos, que a paso vivo, se dirigía, por la via de las  Ansermas, hacia la frontera antioqueña.

A mitad del siglo XIX la provincia de Antioquia se levantó contra el gobierno de Hilario López; los liberales en un intento por disminuir el poder de  los paisas habían fraccionado su territorio en tres provincias y le habían arrebatado la zona de Urabá que se la agregaron al Cauca. El 13 de julio de 1851 Cayetano Mazuera, Fidel Méndez y otros conservadores de Supía se pronunciaron en  favor de sus copartidarios paisas y declararon la anexión del Cantón al Estado Federal de Antioquia.

Además de la división de Antioquia, los desmanes de los zurriagueros del Valle del Cauca, las disposiciones anticlericales del gobierno, se sumaron a los  intereses de latifundistas y esclavistas de Antioquia , del Cauca y del Tolima, que prendieron la insurrección de 1851 contra el gobierno..
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Medellín se levantó en armas al igual que Abejorral, el oriente antioqueño y Aguadas y focos  aislados de rebelión en el altiplano junto con pasto e  Ibagué encendieron la a guerra en todo el territorio nacional. El presidente Hilario López reaccionó rapidamente, atacó a los insurrectos e invadió a las provincias  antioqueñas con tropas de la Costa, de el Valle y de Honda.

La guerra alcanzó al recién fundado caserío de Manizales en la frontera sur de Antioquia se; el 14 de julio de 1851 Antonio Valencia y Nepomuceno Jaramillo se apoderaron de la aldea y organizaron la resistencia conservadora.Mientras el comandante conservador Braulio Henao batía a los liberales en Rionegro y con Eusebio Borrero marchaba a frenar el avance de los invasores hacia Salamina, el comandante Miguel Alzate dispersaba a los insurrectos de Supía y se adentraba por el paso del Pintado  rumbo a Manizales.

 Ni Antonio Valencia ni Nepomuceno Jaramillo con las bisoñas fuerzas de la aldea podían hacer frente a los invasores liberales;  era  inútil hacerlo ante la superioridad enemiga, pues a la columna de Miguel Alzate se le habían unido  cuatrocientos veteranos cundinamarqueses que se descolgaron por el Ruiz bajo el mando del aguerrido general Mendoza.

Sin disparar un solo tiro, Braulio Henao entregó las armas  en el Alto de las Coles y Salamina se entregó sin combatir a cambio de una amnistía que les respetaba bienes y vidas. No obstante el descalabro en     el Alto de las Coles,  la guerra continuó en el centro de Antioquia.

A los manizaleños no se les ofreció la amnistía como en Salamina, ante esa situación los implicados en el alzamiento se internaron en el monte con ganados y bienes, pues la orden de Miguel Alzate era ponerlos entre rejas y confiscarles cuanto tenían. Como las autoridades impuestas por los liberales en Manizales se mostraban complacientes con sus paisanos caídos en desgracia, el comandante Alzate ordenó al alcalde Ramón Jaramillo que enviara a los   prisioneros conservadores a Cartago, donde serían juzgados por un Tribunal competente. En calzas prietas se vio el alcalde, pues sin consultar con los militares había liberado con fianza  a numerosos paisanos, entre ellos Antonio Valencia, a quién recapturó para evitar su propio carcelazo  antes de que se internara en las montañas.


Del comandante  Miguel Alzate no se libró ningún enemigo del régimen, sin importar condición ni sexo. El 14 de agosto de 1851  Alzate envió un comunicado al alcalde Jaramillo donde ordenaba llevar a prisión con la mayor seguridad posible a Juana y a Rafaela Arango, quienes, según informes  insultaban descaradamente al partido liberal y propalaban chismes  para desacreditar la causa del gobierno.

Parece que las lenguas viperinas de las hermanas Arango eran más peligrosas que los rebeldes en armas; el gobernador de Provincia, Eliodoro Jaramillo, jefe de guerrillas liberales de Pácora, las conside´ro de altat peligrosidad y ordenó su detención, pues, según decía en su comunicado al alcalde de Manizales, estaban abusando del derecho de libertad que el partido liberal estaba brindando a los antioqueños.

Un pelotón irrumpió en la vivienda de las Arangos y las capturaron. Para evitar disturbios y el apoyo de la ciudadanía manizaleña, una  fuerte escolta acompañó a las Arangos hasta Cartago bajo un sol canicular y ante el asombro de viajeros y curiosos que se agolpaban en el camino a contemplar la marcha de las Arangos y de Nepomuceno Jaramillo, capturados  por las acuciosas fuerzas gobiernistas tras intensa persecución por los riscos del  nevado del Ruiz.

Se sabe que Juana y Rafaela Arango permanecieron exiladas varios meses en Cartago y que no fueron las únicas mujeres en sufrir esa pena, pues no solo se extrañaba a las revoltosas sino a las prostitutas y a las vagas.


Del comandante Miguel Alzate volvemos a tener noticias el 25 de agosto de 1860 cuando se subleva en Neira con cien compañeros, se une a las fuerzas de Mosquera en el ataque a Manizales y se apodera del cerro Pan de Azucar en Neira con el objetivo de aislar a los defensores de la población fronteriza, posición que en un contra ataque vuelve a quedar  en manos manizaleñas..  

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