DON ALEJANDRO URIBE Y LOS CONFLICTOS ENTRE EL LIBERALISMO Y LA IGLESIA EN SANTUARIO- AÑO 1921-


Alfredo Cardona Tobón
 

Hasta mediados del siglo pasado  el municipio de Santuario fue uno de los pocos fortines liberales del viejo departamento de Caldas, controlado por el conservatismo y las poderosas fuerzas de la iglesia católica.

En los municipios nada se movía sin la anuencia del cura párroco, pero en unos pocos como Quinchía y Santuario, la iglesia se encontró con la oposición del liberalismo  y ante esas circunstancias trató de someterlo o menguarlo desde el púlpito y el confesionario.

En un documento  redactado por don Alejandro Uribe, jefe y patriarca liberal,  nos enteramos de la confrontación municipal entre el directorio liberal y el cura párroco que tildaba a los seguidores del liberalismo como ateos y masones y desacreditaba el colegio fundado con el apoyo  del Concejo,  mientras los liberales se oponían a su intromisión en la marcha del municipio y vetaban la entronización de la imagen de Jesucristo en las oficinas oficiales.
Este es el documento escrito a mano por don Alejandro Uribe:

“ INVITACIÓN

Habrá una reunión de liberales con  el fin de elegir una nueva Junta. Se invita a todos  nuestros copartidarios a fin de que dicha reunión sea lo más numerosa posible, para que efectivamente puedan llamarse los electos, genuinos representantes del liberalismo santuareño.

A los liberales sencillos, que todavía se asustan con los insultos y anatemas de los curas políticos, se les excita de manera especial a que concurran sin miedo a nada ni a nadie, pues ya es tiempo de convencernos  de que nuestro enemigo común, acosado  como está por la  opinión pública y por las ráfagas de progreso  que rondan nuestras fronteras resueltas a invadirnos y no teniendo más baluartes que el púlpito y el confesionario, se empeñan  en sugestionar a los frailes para que al menos le prolonguen la agonía unos cuantos días más.

Además debemos creer una vez por todas que el liberalismo colombiano como el del resto del mundo es cristiano y lo es porque admira y venera la memoria del Gran Jesús, primer apóstol de la Democracia, quien fue vilmente asesinado  precisamente por haber pedido para el género humano, Libertad, Igualdad y Fraternidad, bellas y sublimes palabras  que sintetizan nuestro credo político.

Es cristiano, repetimos,  y por lo mismo no doblega la cerviz voluntariamente ( sólo con hachuela) ante los gamonales de  hábito y levita, porque estos encarnan el despotismo donde quiera que existan; los desprecia porque los cree descendientes de  los verdugos del Calvario y los califica así, porque muchísimas veces han hecho lo mismo ( ¿bastará la Inquisición como ejemplo?) con los que han combatido.

Concurrid , pues,  el día señalado, dejando las vacilaciones y temores a un lado y no perdáis de vista que estamos en la alborada de esta odiosa y larga noche regeneradora, pues los negros nubarrones conque han tenido oscurecido nuestro horizonte patrio, están para disiparse al calor vivificante de la grandiosa idea liberal.

Réstanos una explicación que creemos necesaria respecto a nuestras diferencias con el Pbro. Doctor Gutiérrez, no para defendernos porque nos llamen herejes, ateos etc..  que eso en nada nos afecta, sino para que el pueblo sepa de una manera cierta el origen de todo lo ocurrido.  El mencionado presbítero  propuso a la Corporación Municipal, por conducto de uno de sus miembros,  que entronizaran el Corazón de Jesús  en su Salón de sesiones y nosotros, consecuentes con lo dicho anteriormente y teniendo de Cristo un concepto muchísimo más elevado que quienes nos censuran,  dimos nuestro voto negativo a la proposición.  Nadie ignora que las iglesias se construyen para colocar y venerar santos y que estos también pueden colocarlos quien le guste,  en su hogar, lugar mil veces más sagrado que todos los templos, incluyendo el Vaticano.

Por eso vimos y veremos mal el que se lleven imágenes como las de Jesús, a las oficinas públicas, en donde quedan expuestas a mil irreverencias.

Eso ha sido todo. Ni más ni menos.

Junio 17 de 1921.

Alejandro Uribe

 

 

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